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Genealogía de mi autoescarnio

En la Revista de la Universidad de México, un ensayo sobre mi infancia new age.

Ahora me las doy de sofisticado, pero la verdad es que crecí en una secta. Se llamaba Vida Otra y era un grupo new age, vagamente inspirado en los libros de Carlos Castaneda, que vio su auge y caída en la última década del siglo XX en varios puntos de la república mexicana —aunque también tenía tentáculos en otros países—. El gurú era un tipo mostachudo, de indeleble sonrisa, que se describía a sí mismo como “chamán” y se autopublicaba libros con portadas horrendas de atardeceres. Uno de sus lugartenientes era mi tío segundo, quien a su vez reclutó a mi papá, quien decidió que era buena idea mandarme a los campamentos infantiles de la secta para que aprendiera a hablar con el fuego y otras competencias por el estilo…

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